martes, 7 de diciembre de 2010

PERIODO NEOPLATONICO

El período neoplatónico: El neoplatonismo es la última manifestación del platonismo en el mundo antiguo. Sin embargo, dicha corriente no es sólo, como su nombre parece indicar, una renovación de la filosofía de Platón, sino un sistema que, además del pensamiento platónico, recoge con gran vigor especulativo las restantes direcciones fundamentales de la filosofía antigua, así como ideas religiosas y míticas incluso de Oriente.

Si bien algunos consideran a Ammonio Sakkas (175-242 d.C) como su fundador, lo cierto es que el neoplatonismo tuvo en el mejor de sus discípulos, Plotino (m. 270 a.C.), su verdadero fundador y figura más representativa. Plotino resume y formula sistemáticamente las tendencias y orientaciones que se habían manifestado en la filosofía griega y alejandrina del último período. Elementos pitagóricos, aristotélicos y estoicos se funden con el platonismo en una vasta síntesis de gran influencia en la filosofía patrística y en todo el curso de la mística y del pensamiento cristiano, y a través de él también en el pensamiento moderno.

En las Enéadas de Plotino se hallan íntimamente relacionadas su concepción de la estructura de la realidad y su noción acerca de la vida espiritual. Concibe un proceso constante y circular formado por dos grandes momentos correlativos: de un lado la procesión o emanación a través de la cual brota la realidad a partir del Uno pasando por el Intelecto o Inteligencia, y a través del Alma hasta llegar a la materia. Pero, en correlación con ello, el alma humana debe tender a un proceso inverso de elevación hacia el Supremo Principio, y este proceso de regresión adquiere en Plotino una dimensión religiosa. Por consiguiente, el primer movimiento o movimiento cósmico se aleja de la unidad y se dirige a una multiplicidad cada vez mayor; el segundo, el movimiento de la vida espiritual, vuelve desde la multiplicidad hacia la unidad perfecta y originaria, hacia el supremo grado de unificación.

Entre los autores neoplatónicos también encontramos a Filón de Alejandría, Porfirio, Jámblico, Juliano el Apóstata y Proclo.

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